
Todos hemos oído hablar de los probióticos, microorganimos vivos que ingeridos en cantidades suficientes pueden ejercer un efecto beneficioso. Y posiblemente, en lo primero que pensamos es en ciertas marcas comerciales de yogures con Bífidus, o en otros productos como son el kéfir o el queso. Pero ¿qué pensarías si te digo que las aceitunas de mesa contienen probióticos? En ellas se han encontrado bacterias lácticas con diferentes funciones potencialmente probióticas, y entre ellas, bacterias que son capaces de hidrolizar la lactosa in vitro haciéndola más digerible, de gran utilidad para personas intolerantes a este azúcar, o incluso bacterias con propiedades antiinflamatorias frente a alteraciones intestinales, así como reductoras del colesterol. Un solo gramo de aceituna puede contener hasta 10 millones de microorganismos, por lo que ingiriendo unas cinco aceitunas (25 gramos) podríamos introducir en nuestro organismo unos 250 millones de microorganismos beneficiosos.